Opinión

‘La pelota sí se mancha’: El fútbol como agente de movilización social en Colombia

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Autoría: Aquileo Venganza

Las barras en Colombia se convirtieron, durante el estallido social, en un apoyo fundamental para que el fútbol fuera una ventana para mostrarle al mundo lo que está ocurriendo en el país.

La pelota sí se mancha; pero no con el barro de los potreros donde se juega el campeonato del barrio; tampoco en las calles polvorientas donde los partidos transcurren cuando lo permiten los carros.

La pelota se mancha cuando rueda por encima de la sangre y los goles silencian los gritos. La pelota se mancha si se lo permite el olvido, y así lo comprendieron las barras futboleras en Colombia durante el estallido social.

Barra del Deportes Quindio, Artillería Verde Sur

Barra del Deportes Tolima, Revolución Vinotinto

Desde la visibilización ante el mundo de la represión violenta y desproporcionada por parte de la Policía Nacional durante la Copa Libertadores, hasta el retiro de la sede de la Copa América para Colombia, han sido muchos los logros y los escenarios de reflexión que le ha dejado el fútbol al país como pasión de multitudes.

Barrismo, juventud y movilización

Cada uno de estos logros, ganados a pulso en las calles, a punta de movilización, organización y resistencia, son la demostración de eso que tiene el fútbol de catalizador en las sociedades latinoamericanas.

El fútbol tiene la capacidad no solo de recoger sino de escenificar realidades como la desigualdad, la corrupción y el asalto a la dignidad humana; pero también, y cómo más que nunca lo ha demostrado el paro nacional, puede ser reconocimiento y acción, de las juventudes como actores políticos desde la participación colectiva.

Cómo lo dice Oscar Murillo, integrante de la barra Disturbio Rojo Bogotá, durante esta jornada de manifestaciones la acción colectiva del barrismo le permitió a muchos jóvenes, y también a la sociedad y a los medios de comunicación, reconocerlos como interlocutores válidos de las problemáticas sociales que les afectan en gran medida.

En un país donde hay más de 1,6 millones de jóvenes desempleados, y donde muchas veces el fútbol se ha convertido en la única vía posible de encuentro, el mensaje ha sido claro y contundente por parte de los miles de barristas que se manifiestan en las calles: el fútbol nunca más podrá ser empleado en Colombia como cortina de humo para la impunidad.

Democracia y fútbol

El exsecretario de la Fifa Jerome Valcke decía en vísperas del Mundial de Brasil 2014 que “menos democracia es mejor para organizar un mundial”, porque en un escenario democrático son muchos los escenarios de consenso y debate a los cuales habría que enfrentarse como institución organizadora.

Recordando estas palabras proferidas por quien por muchos años representó a la principal institución del fútbol a nivel global, podemos ir haciéndonos una idea de qué es lo que se gana reconociendo el deporte como escenario político.

“El fútbol profesional practica la dictadura. Los jugadores no pueden decir ni pío en el despótico señorío de los dueños de la pelota, que desde su castillo de la FIFA reinan y roban”, decía Eduardo Galeano, antes de evocar uno de los episodios que más que nos demuestran que la victoria en este deporte, no siempre está bajo los tres palos, sino en regresar eso que tiene de popular, más que de masivo.

El episodio en cuestión fue aquel conocido en la historia como la ‘Democracia Corinthiana’, un movimiento político antidictatorial surgido a partir de la militancia de los mismos jugadores del club Corinthians en el Brasil de la década de los ochentas. En aquella época los jugadores en plena represión militar decidieron utilizar su talento y su indumentaria para pedir elecciones populares y hacer explícito su deseo de participar en la construcción de un nuevo país.

Desde luego también han sido muchísimas las veces en las que el deporte ha servido para justificar la represión, la violencia y el exterminio, que no se nos olvide que el cantautor Victor Jara murió en un estadio de fútbol convertido en centro de tortura.

Más reciente la institución que congrega a las confederaciones futbolísticas suramericanas, la Conmebol, nos ha demostrado qué tan lejos puede llegar la instrumentalización del fútbol; primero con los vergonzosos episodios de la Copa Libertadores en Barranquilla y luego por la realización de la más reciente versión de la Copa América, un torneo que además de ser sobre-explotado comercialmente en los últimos años, ha pasado como papa caliente entre países dada la inconveniencia de su realización.

De hecho incluso los mismos jugadores de la selección que se terminó quedando con el indeseado torneo mostraron su inconformismo ante la realización del mismo en tierras brasileñas, claro está, al final decidieron jugar el torneo “en protesta”, “Nunca le diremos que no a la selección”, aseguraron en un comunicado.

Walter Casagrande, uno de los jugadores que formaron parte de aquella era de la democracia corinthiana, criticó esta decisión.

La pelota es nuestra: propuestas desde las barras

Con plantones, movilizaciones, marchas y eventos culturales las barras todos los días continúan invitando a salir a las calles a través de las redes y de los parches barriales que se desplazaron “de las gradas a las calles”, como reza el trapo.


Desde la óptica de Oscar también queda aún el reto de construir espacios colectivos donde las diferentes barras entretejan sus propuestas más allá del color de la camiseta y tomen la palabra en espera de proponer cómo mejorar sus propias condiciones de vida.

Más allá de los intentos normalizadores de los dirigentes regionales y del presidente por mostrar una estabilidad falsa, que le quite peso al estallido social, la voluntad de los jóvenes que aman el fútbol sigue más comprometida que nunca, a impedir que se negocie con su futuro y que se les sigan negando las oportunidades que esperan.

Y mientras se siga ejerciendo la represión a la protesta social bajo la sombra impune de más de tres mil casos de violencia policial y más 40 asesinatos, los esfuerzos de la juventud por impedir que la pelota se manche de sangre, no cesarán.

ACTUALIZACIÓN: Luego de los enfrentamientos en los alrededores del Estadio Metropolitano de Barranquilla ayer 8 de Junio durante el partido de Colombia y Argentina, más de 57 personas fueron capturadas por la policía y hasta el momento se reportan 11 heridos entre policías y manifestantes.

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