Publicación: 25/09/2024
Autoría: Esteban Jurado
El 9 de septiembre de 2020 es una fecha que la familia Ramírez Mesa nunca podrá olvidar. Esa noche, su hija mayor, Julieth, fue alcanzada por una bala cerca del CAI de la Gitana, en la localidad de Suba, Bogotá. En medio de fuertes protestas contra la violencia policial que sacudían la capital, miembros de la policía dispararon de manera indiscriminada e ilegal, en algunos casos acompañados por civiles, contra las personas que se manifestaban y que estaban en los alrededores de los CAI. Una de esas balas impactó a Julieth, o Yuyu, como le decían en casa, cuando iba de camino a una pijamada con sus amigas, según afirma su familia.
Pero la vida no muere en primavera, y la historia de Julieth se mantiene viva en su núcleo familiar. Diana Meza, su madre, compartió con este medio detalles y anécdotas de una memoria que se niega a caer en el olvido, cuatro años después de los sucesos. Juanita, la hermana de Julieth, es la viva imagen de ella y juntas la recuerdan como una joven soñadora, familiar y de casa, que no se detenía ante los obstáculos. A pesar de las limitaciones económicas, Julieth logró estudiar una carrera técnica en psicología y se convirtió en bilingüe con alto dominio del inglés, siempre buscando superarse.
"Una hermandad eterna", así describe Diana la relación que se tejió durante diez años entre Julieth y Juanita, quien nació cuando Julieth tenía cuatro años. Este vínculo es muy significativo para la madre, ya que para ella la hermandad es un lazo inquebrantable. Diana ve en Juanita un legado indeleble de su hija mayor. Comenta que nunca peleaban y que siempre estaban muy unidas. Julieth, alentaba a su hermana a aprender inglés, y Juanita mantiene vivos esos recuerdos. En sus palabras, Julieth era su mejor amiga y "el amor de su vida", como lo describió en un ejercicio escrito para conmemorarla.
Durante la entrevista, Diana sacó un mono de peluche, muy bien conservado, que de inmediato generó una sensación de nostalgia. Este juguete, llamado Precioso, simboliza la niñez de Julieth y es un tesoro que la familia guarda con mucho cariño.
La adolescencia de Julieth transcurrió al ritmo de Billie Eilish. Le gustaba escribir cartas, una hermosa forma de comunicación que realizaba con su familia. Al leerlas, la esencia de Julieth se siente presente. Era una joven organizada, cualidad poco común en esa etapa de la vida. Inició una relación amorosa y, poco a poco, se convirtió en una mujer muy especial, con grandes proyecciones y expectativas.
En una conversación elocuente, Julieth le dijo a su madre: "Era perderme o perderte". Esta frase retumba en la mente de Diana, una premonición certera de lo que le pasaría a su hija en su año 18. El trágico día de septiembre llegó en un momento cumbre de la vida de Julieth, apagando sus sueños y esperanzas.
Perder a su hija no ha sido nada fácil para la familia Ramírez Meza, el duelo ha sido difícil y frustrante. La impunidad ha sido la norma en el caso de Julieth. A pesar de que el policía implicado está identificado, el proceso judicial está estancado y no ha habido reparación estatal. La familia se siente ignorada, y la justicia parece lejana.
Desde unas mesas precedidas por la alcaldía de Claudia López en 2020, ninguna entidad Distrital o gubernamental ha tomado contacto con la familia. Algunas instituciones han brindado apoyo psicológico y jurídico, pero no es suficiente. La historia de Julieth es representativa de lo que se vivió esa noche en Bogotá. La violencia policial fulminó la vida de una joven con todo su futuro por delante. No se puede justificar diciendo que estaba en el lugar equivocado; esos hechos nunca debieron ocurrir.
Diana y Juanita luchan por mantener la memoria de Julieth viva, con todo el dolor que esto conlleva. Saben que en algún punto deben dejarla ir, pero esto no ocurrirá si no hay garantía de reparación. Estas dos mujeres sobreviven a este mes tan difícil con una resiliencia increíble y una fortaleza sin igual.
Bogotá no olvida, exigir justicia, acompañar a las familias con el recuerdo y la memoria es una forma en la que se puede cooperar, para que, más temprano que tarde, llegue la justicia con garantías de no repetición para las nuevas generaciones. La historia de Julieth Ramírez es un testimonio de la necesidad urgente de justicia y reparación para las víctimas de la violencia policial. Es un llamado a la acción para que su legado de amor perdure en la memoria colectiva y guíe la lucha por un futuro más justo para todxs.
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